Hace algunos años, cuando en Pensilvania los métodos de entretenimiento eran más análogos, los espacios más rurales y la tecnología más corta, contábamos con nuestra creatividad para divertirnos aprovechando al máximo lo que nos ofrecía el entorno. La naturaleza nos permitió usar de forma lúdica una planta conocida como matandrea que crece frondosamente y es común en las calles, los barrancos, las cercanías de los ríos, arroyos y quebradas de nuestra región.

El nombre Matandrea de esta página
obedece a la relación de esta planta con el desarrollo de la infancia de
las personas nacidas en el municipio de Pensilvania. Sus
características didácticas y la cantidad de usos que se le puede dar,
hacen apología a la imaginación y a que con simples recursos, es posible
rescatar elementos de la naturaleza que se convierten, gracias al uso
de la misma, en emblemas de creatividad, desarrollo, recursividad,
iniciativa, educación, entre otros.
La Matandrea se convirtió en uno de los materiales didácticos más usados en la infancia por los creadores de esta página, tenemos recuerdos de construir chozas, trampas, pistolas, cohetes, cigarros de mentiras, billetes y hasta tamales de pantano… en fin, fueron muchas la utilidades que de niños sacábamos a esta planta de la familia del jengibre.
La Matandrea se convirtió en uno de los materiales didácticos más usados en la infancia por los creadores de esta página, tenemos recuerdos de construir chozas, trampas, pistolas, cohetes, cigarros de mentiras, billetes y hasta tamales de pantano… en fin, fueron muchas la utilidades que de niños sacábamos a esta planta de la familia del jengibre.